LA "ROJA"

Esta selección que nos representa en el mundial de fútbol de Sudáfrica es como el país mismo: insulsa, conformista, apegada al libreto de "esto es lo que hay". Sin espíritu, ni garra. Una selección sin ambición histórica de trascender. Más sanchopancista que ingeniosamente quijote. El calificativo de "roja" fue una ocurrencia de algún periodista ingenioso, como casi todo en la España actual. Pero lo de "roja" le queda grande, muy grande. En todo caso es azulona como la España derechizada que se vive.

Hoy, ante una selección Hondureña que lo que hizo a lo largo de los noventa minutos es correr a un lado y otro de la cancha, la selección del insípido Del Bosque, volvió a demostrar lo que es: un conjunto de niñatos engreídos y adinerados; a los que no les pesa la responsabilidad, que como dicen por estos lados de América: "les sabe a madre", sino el dinero; el aire de los comentaristas españoles que los han convertido en globos de vapor caliente; en mercancia especulativa de unos clubes de fútbol, españoles y europeos, que venden jugadores virtuales y no virtuosos.

La selección española tiene la cara de su seleccionador: de aburrido funcionario. La de: "estoy aquí dirigiendo este equipo como podría estar rellenado papeles detrás de un escritorio". Del Bosque es la cara del país, la de su gobierno, oposición y gente. Aburrido, frustado, carcomido por su gris existencia histórica de ciudadano de un Estado tan sólo preocupado por llenar la barriga, beber hasta atontarse, estar pendiente del chisme rosa y demostrar un conocimiento baratario; todo ello por no querer reconocer que dejaron pasar aquel momento histórico, en que muerto el dictador en su cama, se pudo cambiar el rumbo, siendo valientes; haciendo honor a su propio mito de gesta como país; apostando por el orgullo y la dignidad como pueblo. Pero los españolitos -versión minimizada de los españoles- decidieron, con Felipe Gonzalez a la cabeca como líder espiritual de aperrona, apostar por un oscuro "pragmatismo español", que con el correr de los años hemos sabido que consiste en "hacer que se cambia" para que realmente nada cambie. Optamos por una transición a ninguna parte. A especular con el balón. A despistarnos como Casillas que anda a higos maduros. A dar vueltas a la peonza como Pujol: eso si con melena al viento estilo Tarzan. Sí, fue entonces en aquel momento de nuestra encrucijada histórica, cuando decidimos tirar el balón hacia adelante: "a ver que pasa". Y despues de treinta años las hostias llueven por doquier. Villa, mi paisano, fallo un penalti tan sólo porque el "esto es lo que hay" pesa mucho mas que: "por cojones la meto". El niño Torres parece ido a otro mundo de dinero y contratos venideros.

En fin que de "roja" tiene lo que yo de azul. En el trastierro que alguno sufrimos, el coraje nos hierve la sangre, esa si roja; y nuevamente nos sentimos defraudados, estafados. ¡Hay España, cuan poco te quieres a ti misma!