CIUDADANO KALLE

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domingo, 27 de noviembre de 2011

ALGO SE CUECE EN EUROPA

En estos últimos meses, las economías nacionales de los países europeos que forman parte de la euro-zona, han vivido los embates de los llamados eufemísticamente "los mercados". Particularmente, han sido los países meridionales (Italia, España, Portugal, Grecia, Irlanda), hoy llamados dentro de una terminología neo-colonialista: "países periféricos", los que han sufrido el mayor ataque por parte de los banqueros, inversionistas especuladores (quizás no hay otro tipo de inversionistas en esta fase del capitalismo financiero), y demás grupos financieros que existen a uno y otro lado del globo.

Han caído gobiernos (Grecia e Italia) en "golpes de mano" inspirados por los mercados y apuntalados por el eje alemán -francés; y se han instalado gobiernos de tecnocratas que es lo mismo que decir gobiernos no elegidos en las urnas y que cuentan -al menos inicialmente- con el visto bueno de los bancos y grupos financieros europeos e internacionales.

Otros países como España han pasado rápidamente por las urnas tratando de evitar los "golpes de mano" y la intervención total de sus economías, dando como resultado el triunfo de derechas, que en casos como el de Portugal, poco han servido o servirán para contener lo que desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial puede considerarse la mayor oleada reaccionaria y ataque frontal contra las conquistas sociales de las clases trabajado ras. Asistimos, como no ocurre desde hace más de setenta años, al desarrollo de un discurso y unas prácticas, por parte de los poderes económicos y políticos más reaccionarios respaldado por los políticos de derechas de toda Europa, basadas en denomizar cualquier conquista social de las clases trabajadoras. De desligitimar cualquier otra política que no venga acompañada de la merma de derechos sociales y económicos. De perseguir cualquier plan social que no este marcado por convertir al "Estado del Bienestar", en un cadáver.

Frente a todo ello, las clases trabajadoras, los grupos de jóvenes desempleados y marginados de la riqueza; las mujeres discriminadas por un sistema que entiende que ellas estarían mejor en su casa haciéndole la comida al marido en paro, o cuidando de sus hijos sin espectativas de futuro, han empezado a levantar su voz. Han ocupado plazas y barrios; calles e instituciones para dejar sentir su protesta. En España, esta voz de indignación, cabreo de quien ya no soporta más que le cuenten mentiras o que banqueros se vayan a sus asuntos gracias a el indulto de gobiernitos como el del PESOE, que, en su despedida del poder, han perdido cualquier vergüenza social, se ha dejado sentir; se siente, una y otra vez.

Pero no sólo es en España donde los indignados crecen a la vez que crecen las cifras de parados y marginados; la de los que no llegan a fin de mes y se van a comer al comedor de las monjitas. En Italia, la Italia que vive aún el eco de las orgías de Berlusconi, la situación social esta a punto de explotar. El gobierno del tecnocrata y banquero Monti no va poder parar una oleada de indignación que cada día va ganando adeptos.

En Grecia, esa "caterva de vagos" según la lideresa del capitalismo aleman Merkel, la gente esta a punto de una revolución social. Y no exagero cuando digo que lo peor de la crisis y de la repuesta a la "crisis" esta por llegar.

En Portugal, esta semana, la gente ya sale a la calle. La falsa salida que supuso poner a la derechona, como diría el desaparecido Umbral, en el poder no ha solucionado nada: los partidos de derechas en las crisis del capitalismo son malas para administrar la pobreza; por el contrario lo que suelen convertirla es en miseria.

Queda por ver que pasará en Francia. Queda por ver que pasará con esa sociedad que cada poco da señales de estar montada en un barril de pólvora. Lo mismo que la inglesa; y ya no digo nada de la irlandesa.

Alemania parece ser la única que viviera su "agosto económico" viendo como estruja y desestructura todo a su alrededor. Pero cuidado, ya sabemos como se las gasta la sociedad alemana cuando las contradicciones sociales se agudizan y salen a flote. La historia reciente nos dice que Alemania siempre busca sus salidas incialmente buscando un "chivo expiatorio", para terminar colocando en el poder a un "líder carismático".

El panorama es malo para el capital. Este capital saturnino que se quiere comer incluso a quienes le apoyan y cobijan. Pero el panomara no es tan malo para las clases trabajadoras. Las crisis se pueden ver desesperanzadas (eso le pasa al pequeño burgués que no entiende nada; o sentirlas como una oportunidad. Y, en ese caso, es cuando los de abajo siempre tenemos más que ganar que perder.

Las sociedades europeas se contraen. Se aprietan. Están asustadas. Pero los ciudadanos de a pie nos tomamos las calles para marchar y dejar claro que sin nosotros, sin el respeto nuestros derechos y conquistas civiles, culturales, económicos y sociales, no es posible la convivencia; y tampoco cualquier futuro digno.

Mientras los más listos del capital empiezan a señalar que acaso no esta bien tanto recorte porque a lo mejor la revuelta social primero y la revolución social después, se les puede venir encima en cualquier momento; los indignados de este mundo, que somos la inmensa mayoría, empezamos a vislumbrar una oportunidad, para que de una vez, las cosas cambien.