CIUDADANO KALLE

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domingo, 29 de enero de 2012

2012

Este año que acaba de comenzar esta determinado por predicciones de desastres, sin duda la más significativa la anticipada hace cientos de años por el calendario maya, y por por un sin fin de mentiras, que recorren, a modo de acompañamiento de rotación de la tierra, todo el mundo.´


Una predicción no es exactamente una mentira, es más bien un "puede ser" de probabilidades que hasta llegado el momento destacado por la predicción, no se puede confirmar. No obstante, el valor de las predicciones es muy relativo: no es lo mismo decir que en diciembre de este año se acaba supuestamente el mundo según esta determinado en un calendario indígena maya, que como calendario se renueva cada cierto tiempo, que decir que mañana va a llover según predice el sistema nacional de meteorología. Si bien ambas son predicciones, en nuestro mundo occidental la segunda adquiere credibilidad en función de que esta cifrada en argumentos científicos que se basan en un método que se ha impuesto históricamente como "verdadero"; y que, en general, todos compartimos como tal; a pesar de que haya todavía gente que siga "pensando" que el sol gira alrededor de la tierra.


El primer tipo de predicción, la del calendario maya, no tiene el apoyo de la fiabilidad científica tal y como la cultura occidental lo entiende. Es más los presupuestos sobre los que se asienta, han sido desplazados y marginados precisamente por este pensamiento científico, al considerar que ellos, sus presupuestos, están amparados en un pensamiento mágico-mítico. No obstante, miles de personas en el mundo creen que el mundo se acabará a finales de este 2012. Y sus creencias son más fuertes que cualquier otro tipo de argumentación. En este sentido, una creencia tan difundida como esta, puede determinar conductas privadas e incluso públicas que lleven a personas o comunidades enteras a prepararse para el "gran desenlace". He ahí entonces, la fuerza de una predicción: si el pronostico se confirma, entonces los miles de descreídos en el último segundo terminarán sucumbiendo ante el fatalismo y renegando de toda su vida descreída; si el pronunciado final no llega, entonces los "creyentes" terminaran justificando su creencia: hace ya tiempo que se dice que Cristo llega y no lo hace; o en otros casos que llega la Revolución y no lo hace y por eso no dejan de seguir predicando. Los descreídos, por su parte, tendrán una nueva oportunidad para seguir manteniendo sus "creencias científicas" y negando cualquier posibilidad de "cierre total" sino viene con el abal de la NASA, o la Agencia Espacial Europea.


Pero: ¿a qué viene todo esto? Pues viene al caso -ya dicho más arriba- que una predicción sea científica o no, no es exactamente una mentira. Pero la mentira a veces se disfraza de predicción. Y eso precisamente es lo que esta pasando con las predicciones económicas que los "gúrus del mercado" nos lanzan un día si, y otro también. No es verdad que sean predicciones; al contrario: son mentiras que esconden verdades inconfesables; o verdades que no se pueden decir por miedo de que desarrollen reacciones incontrolables.


El reciente flamante gobierno español S.A, plagado de mercaderes de alto copete, es uno de los tantos gobiernos europeos que están desarrollando la estrategia de la predicción como disfraz de la mentira. Lo que pasa es que a veces, como le ha ocurrido a Rajoy nada mas llegar al poder, es que el disfraz no dura mucho tiempo. Y es entonces que la mentira que oculta, aparece con toda su crueldad. Ese es el caso de decir que no se subirían los impuestos, y a las pocas semanas ya los han subido.


Pero la mayor de las mentiras, la "madre de todas las mentiras", es la que circula por Europa como una especie de mensaje que aspira a gravarse en las conciencias de los ciudadanos a modo de un anatema: si no hay reducción del gasto público ( el deficit) no hay solución a la crisis. Esta "gran mentira" disfrazada de predicción tiene como objetivo convencernos de que al final del tunel esta la luz. Porque "el ajuste" es lo conveniente y nos lleva a una orilla segura del Parnaso económico y social. Esta es la predicción que ya se han ocupado los gobiernos de la derecha o no derecha europea (sus aliados socialdemocratas) de vendernos como realidad; al estilo del calendario maya, o, peor aún, bajo la concepción científica de la Economía.


No obstante, tiene un fallo esa predicción: no ofrece día ni hora para su cumplimiento. Y eso es así, porque no se puede cumplir. La mentira entonces se descubrirá, y el disfraz de la predicción se caerá porqué entonces ya no habrá necesidad de mantenerlo. Las verdades que oculta la mentira serán tan evidentes (la destrucción del estado del bienestar y la privatización de la vida, relejada a subsistencia), que el fin ya estará cumplida.


Sólo una cosa espero de este año 2012 plagado de mentiras y predicciones: que por lo menos la del calendario maya no sea verdad; porque la otra predicción, aquella que viene con el abal de los economistas y el mercado, de seguro será cierta; es decir: que la mentira se cumplirá.