Desde que esta joven e imperfecta democracia española inició su andadura, ningún ex-presidente de gobierno se había propuesto volver a lo que los mentederos periodísticos llaman "la política activa" o a la "primera fila política", como si estos "pro-hombres de la patria" alguna vez hubiesen dejado de hacer política incluso desde el sofá de su casa o de la poltrona de alguna empresa beneficiada por su gobierno, o institución política diseñada para acogerlos como dinosaurios: véase el tal mentado Consejo de Estado (¿para qué sirve realmente este organismo?).
José María Aznar. ese heredero bajito del posfranquismo, ha dado el primer paso, que se me antoja que algún otro, en algún momento, también este dispuesto a dar. Un Aznar ya si bigote fachista, pero si con su sombra, de esos que le gusta pintar a Arroyo, se presentó el otro día en una entrevista en una cadena privada para anunciar que él estaba dispuesto a sacrificarse por la Patria (Franco también lo hizo) y volvería al apolítica activa si así fuere o fuese necesario.
Aznar parecía cabreado, con el tipo de cabreo tan español que nunca hemos podido exportar y que tanta mala fama nos ha ganado en el mundo, con todo y con todos; en especial, con su sucesor el ínclito y cínico gallego Rajoy. A quien acuso de dilapidar su buen nombre y el de su "era dorada", y de no cumplir con su programa, poniendo al frente de los ministerios a una serie de memos (eso lo digo yo), que, por otra parte, fueron los mismo memos que también estuvieron en su gobierno.
El cabreo tan español, y, porque no tan posfranquista de Aznar, se une al también posfranquista de Esperanza Aguirre. Ambos son hijos de la misma mala leche española que históricamente ha llevado este país al desastre. Son herederos de lo peor que esta santa tierra ha dado al mundo desde que los moros nos invadieron y los cristianos se creyeron eso de Santiago y cierra España.
Ambos, políticos zorros, en el caso de ella zorra por jugar con lo del género, han encontrado en las debilidades del gobierno de su propio partido, en manos de un mentirosos cínico como Rajoy, la oportunidad que su proyecto retro-facista, con herencias de la CEDA, estaba esperando. En ese proyecto, puro y duro neoliberalismo del mas salvaje y que la misma Merkel no firmaría del todo, las instituciones de este Estado Español salido de una Transición, sería reformado hasta que la madre que lo pario, como dijo Guerra en su día, no lo reconociese. La cirujia a la que van a someter al Estado sería tan profunda que el mismo Franco se levantaría para felicitarlos y decirles que "ahora si hijos míos, habéis cumplido con mis últimas voluntades".
En esa restauración del franquismo con tientes europeistas, hasta la Monarquía no quedaría a salvo. Aguirre y Aznar, otrora monárquicos por exigencias del guión de la Transición, son republicanos. Porque sería un error creer que sólo hay republicanos de izquierdas, eso es pensar en pajaritos preñados. El fascismo nunca ha visto con buenos ojos a los monarcas mi por simpatía ni por ideología. De manera, que Aznar y Aguirre no tardarán en lanzar su proclama de una república pro-facista, eso si: revestida de la piel de cordero consabida para que el electorado español, iluso hasta la médula, les de una mayoría absoluta como le ha dado al tonto que esta ahora. En ese sentido, el MUNDO sirve de vocero de esta "operación" que ya lleva tiempo fraguando y que sólo espera su oportunidad histórica. Las piezas se están moviendo. Rajoy y los suyos tienen los días contados y quizás el PP como partido también. Se avecina una re-fundación del PP y de la Patria también. La ultraderecha se esta moviendo y atrincherando. Mientras la izquierda, incluida IU, se esta convirtiendo en la "tonta del paseo"; y como siempre, la historia los pillará con los calzones bajados. Aznar ya sacó la patita de lobo feroz; Aguirre es la caperucita camisa negra; pronto aparecerán otros. Al tiempo, no tardarán.
